La Cúpula de la Roca, precioso monumento islámico, con su cúpula dorada y sus azulejos, en la Explanada de las Mezquitas.Acceso permitido al interior solo a los musulmanes. Para ellos es el tercer lugar sagrado, tras La Meca y Medina
Este post es una continuación de este primero donde os contamos nuestras primeras impresiones nada más llegar la ciudad de Jerusalén. Y va a ser más de fotos que de texto. Una imagen vale más que mil palabras y describe mejor lo que queremos transmitir que si nos ponemos a escribir. Como os decíamos, amanece muy pronto y nos dimos el madrugón de levantarnos a las 5.30 para poder acceder rápido a la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo. Desayunar no fue un problema ,-).
Entramos a la Ciudad Antigua por la puerta de Jaffa, directamente a los barrios judío y cristiano. La puerta de Jaffa, una de las 8 de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén
Se accede a la Explanada de las Mezquitas por una pasarela de madera que hay en el Muro de las Lamentaciones (Western Wall). En las fechas en las que visitamos la ciudad el horario de acceso era de 7.30 a 11.30 y de 13.30 a 14.30. Nosotros fuimos de los primeros. Hay que pasar controles y es posible que a veces se formen colas. Pero los horarios son muy variables así que, si tenéis intención de visitarla (si vais Jerusalén es visita obligada), consultad la apertura. Es un lugar sagrado y se pueden ver (por fuera) la mezquita Al Aqsa, la mezquita de la Cúpula de la Roca (la de la cúpula dorada, con una preciosa fachada de azulejos). Este lugar tiene una gran importancia para los musulmanes porque se cree que Mahoma ascendió a los cielos desde aquí. Además es importante porque se cree que también es el lugar donde Abraham preparó el sacrificio de su hijo Isaac. Para los cristianos, el lugar representa también la escena de Jesús expulsando del Templo a los mercaderes. Lo conocimos sin apenas gente y es un lugar muy impresionante y con vistas al cementerio judío.
Mujeres con piernas y brazos tapados. Hombres también piernas tapadas.
Toca volver al laberinto de callejuelas de la Ciudad Antigua antes de que se vuelva febril.
Esto es Halva, un dulce muy rico a base de tahina (pasta de sésamo) con frutos secos y muchas variedades de sabores: vainilla, pistachos, chocolate.
Mucha policía siempre. Terminas acostumbrándote.
Y una de las muchas joyerías del barrio judío
Es el momento de recorrer la Via Dolorosa con las estaciones que recorrió Jesucristo. Es un via Crucis un tanto contemporáneo, con tiendas de souvenirs (¿qué tal llevarte de recuerdo a casa una corona de espinas :-O?; Welcome to the 5th station...etc). En la IV estación, que es donde Jesús encontró a su madre María, hay una iglesia armena y un bar, con su terraza y su cervecita. Pasaremos por esta via Dolorosa varias veces a lo largo del día y en algunos momentos estaba realmente atascada con coches (en las primeras estaciones), peregrinos, grupos con sacerdote a la cabeza, curiosos, turistas varios, penitentes...Cero idílica. Pero se ve espiritualidad en la gente que la recorre; se nota que, para los creyentes, son lugares importantes e impactantes.
Tercera y cuarta estación, donde Jesús encuentra a María.
Cerveza en la IV estación
Dejen las pistolas fuera, por favor
La central es la V donde el Cireneo ayuda a llevar la cruz. En la VI Verónica le limpia el rostro.
La VIII estación, encuentro con las mujeres piadosas
Las últimas estaciones están en la espectacular iglesia del Santo Sepulcro. Ahí termina la historia del via crucis abarcando la crucifixión en el Monte del Gólgota (Capilla del Calvario y Capilla de la Crucifixión), la preparación para su sepultura (La Piedra de la Unción) y la sepultura, en una cámara funeraria para la que suele haber largas colas y mucha desorganización. Nosotros solo tuvimos que esperar 30 min. Lo que viene después, ya es una cuestión de fe.
La Capilla de la Crucifixión
Preciosos mosaicos y la Piedra de la Unción, donde prepararon el cuerpo antes de su sepultura. Los fieles la besan y frotan con gran fervor.
El único penitente que vimos.
Después de este recorrido llega la hora de comer. Fabuloso hummus en Abu Shukri, en el centro de la Ciudad Vieja. Un lugar más que modesto pero muy sabroso y auténtico. Hummus y falafel
Después de estos paseos por los barrios judío y cristiano paseamos también por el barrio musulmán (el más bullicioso y colorido) y el armeno (que es el más tranquilo con diferencia). Es realmente increíble pasar de uno a otro, como pasar de un mundo a otro en una décima de segundo. Cruce de religiones que hay que visitar, preferiblemente sin prejuicios. Almendras frescas, falafel, montones de panes diferentes y verduras frescas.
El barrio armeno tiene también una bonita iglesia, la de Santiago (St. Jacques)
Nos quedan las Rampant Walls, recorrer las murallas. Se entra por la puerta de Jaffa, cuesta unos 5 euros. Tenéis el recorrido norte y el sur. Nosotros hicimos el norte. Se puede ir hasta la puerta de Lion's Gate pero no se puede bajar, hay que dar la vuelta (unos 45 min en total). La única puerta para bajarte antes de volver a Jaffa es New Gate pero sin posibilidad de volver a subir. Es curioso ver Jerusalén desde este otro punto de vista pero el recorrido es un poco machacapiernas por las numerosas escaleras y el pavimento empedrado. Si andáis justos de tiempo, o de ganas, pensadlo bien. Parte de la Jerusalén nueva desde las murallas
Nos vamos a la zona del mercado Mahane Yehuda, un lugar más que recomendable y donde se concentra la vida local y sobre todo nocturna y sobre el que nos explayeremos en el próximo post. Otra Jerusalén. Más moderna y cosmopolita. Comemos algo en el restaurante Morduch que está muy cerca del mercado: moussaka, que también es típica de estas zonas y algo diferente de la receta griega; pastel de patata con tahine, riquísimo. Un lugar muy sencillo y auténtico. Nos encantó tanto la comida y como la atención.
Os contamos el resto del día aquí, en un tercer post. Jerusalén da mucho de sí. Shalom!